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miércoles, 5 de marzo de 2014

Los países del Este se resisten al objetivo de reducción de emisiones de la UE


La propuesta de rebaja del 40% para 2030 encuentra reticencias en los países de la ampliación.
Reino Unido sugiere alcanzar el 50% a cambio de un fuerte compromiso internacional.
A la división entre el Norte y el Sur de Europa sobre el rumbo de la política económica de la UE se une ahora una nueva brecha, en este caso entre el Oeste y el Este, sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
 3 Marzo 2014

El Consejo de ministros de Medio Ambiente de los Veintiocho, del que debería salir un pacto sobre el volumen máximo de emisiones, ha concluido hoy sin acuerdo y, lo que es aún peor, con una fractura aún mayor entre los países de la ampliación —Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria—, más dependientes de los combustibles fósiles y reticentes a la reducción del 40% planteada por la Comisión Europea a finales de enero, y los países de Europa occidental, proclives a un acuerdo más ambicioso en la lucha contra el cambio climático. La adopción del nuevo objetivo de emisiones estará en la agenda de la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, el próximo 20 y 21 de marzo.

Al fijar un objetivo de reducción de sus emisiones de CO2 de un 40% en 2030 respecto al nivel de 1990, eliminando el objetivo de eficiencia energética, y al situar el peso mínimo de las renovables en el 27% sin fijar cotas nacionales, el Ejecutivo comunitario trató de reducir sus pretensiones para lograr el apoyo de los países del Este. “Hemos propuesto un sistema flexible para que pueda ser aceptado y que la propuesta no nazca muerta”, señaló en aquel momento la responsable comunitaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard. Aunque aún no se ha llegado hasta tal punto, la cruda realidad de las negociaciones entre países ha supuesto un escollo para sus planes, que pasaban por una rápida aprobación de la medida. Polonia —donde cerca del 90% de la electricidad consumida aún tiene origen en el carbón, según datos de 2012—, ha ejercido como líder del grupo de países que consideran los objetivos una amenaza para la competitividad de su industria.

El titular de Medio Ambiente polaco, Maciej Grabowski, ha apuntado que los costes de aceptar el objetivo propuesto por Bruselas serían “drásticamente más altos” para su país que para otros Estados miembros y ha cargado contra la Comisión por no presentar alternativas. “Es inaceptablemente caro para los Estados más pobres de la UE”, ha resumido su homólogo eslovaco, Peter Ziga. Algo más moderado se ha mostrado el representante checo, Richard Brabec, que condiciona su apoyo al objetivo del 40% a que se alcance un acuerdo internacional antes de finales del próximo año. “En caso contrario, la UE debe mantener la meta del 35%”.

En el lado opuesto, el bloque de países occidentales —que ya tienen parte del camino recorrido, al estar mucho mejor posicionados en penetración de energías renovables dentro de su mix eléctrico—, reclamaron un pronto acuerdo que permita a la UE seguir liderando la lucha mundial contra las emisiones de gases de efecto invernadero. Dentro de este grupo las posturas fluctúan entre aquellos que, como Francia, Alemania, Países Bajos y los nórdicos, aprueban la propuesta de Bruselas pero piden flexibilidad en su aplicación para limitar los daños que el objetivo pudiera infligir sobre el sector secundario, hasta los que como Reino Unido y Suecia abogan por imponer un límite más ambicioso. En concreto, ambos países proponen elevar el objetivo hasta el 50% de reducción en 2030 siempre que la UE logre arrancar un amplio compromiso internacional en esta materia.

Fuente: el pais.com

 

2 comentarios:

  1. Entiendo que la entrada en la UE tiene sus cosas buenas y sus cosas malas... Por lo que considero que deben cumplir con lo que se plantee. Otra cosa es que en el reparto de cuotas por países se permita una mayor laxitud a aquellos con menor potencial económico.

    Lo primordial es que en estos países se cambie la mentalidad, dejando de verse las energías renovables como un coste y pasar a verlas como lo que son, una oportunidad para la creación de empleo y el desarrollo tecnológico.

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  2. Está claro que debe incentivarse el desarrollo de las economías de los países de la Europa ampliada bajo criterios de sostenibilidad, ya que cuesta menos "crecer ordenadamente" que tratar de "reordenar lo que ha crecido desordenado"; pero por otro lado hay que darles cierto margen de flexibilidad, margen con el que otros países si han contado. Al final se trata de aplicar el principio de solidaridad entre estados.

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